¿Por qué se necesita una segunda nevera en tu floristería?

5 razones para insta­lar una cuan­to antes

Es habit­u­al que las floris­terías instal­en una úni­ca nev­era de cristal. Mantiene las flo­res fres­cas y sirve de vit­ri­na. Nosotros tam­bién ten­emos una en nues­tra sala de ramos. Pero, además, decidi­mos equipar una sala frig­orí­fi­ca, una habitación inde­pen­di­ente para guardar las flo­res jun­to a la tien­da. En este artícu­lo les con­taré cómo nos ha ayu­da­do esto en nue­stro tra­ba­jo.

Entrega 24/7

Siem­pre quisi­mos ten­er un ser­vi­cio de entre­ga de 24 horas. Pero los floris­tas no podían quedarse en la tien­da todo el tiem­po y repar­tir ramos a los men­sajeros. Este era el prin­ci­pal argu­men­to a favor de una sala de refrig­eración sep­a­ra­da.

Aho­ra los floris­tas dejan la llave de la cámara frig­orí­fi­ca en un lugar aparta­do o se la dan al men­sajero por ade­lan­ta­do. Viene y recoge los pedi­dos ya empa­que­ta­dos de las estanterías.

Aceptación de las mercancías en cualquier momento

Nues­tra tien­da se encuen­tra en Ros­tov del Don y todas las flo­res se traen des­de Moscú. A veces la entre­ga se retrasa y ten­emos que acep­tar los ramos de flo­res del coche a las tres de la mañana. Después de una recep­ción así, hay que seguir tra­ba­jan­do durante el día. 

Tra­ba­jamos con provee­dores de con­fi­an­za, por lo que les con­fi­amos la entre­ga y la descar­ga. Una vez que lle­gan las flo­res, se descar­gan y se dejan en una nev­era téc­ni­ca. Está en una sala sep­a­ra­da sin caja reg­istrado­ra, así que no ten­emos que pre­ocu­parnos por la seguri­dad. 

Com­pro­bamos la cal­i­dad de la mer­cancía por la mañana. Si no esta­mos sat­is­fe­chos con la cal­i­dad, lo devolve­mos. Nor­mal­mente no hay ningún prob­le­ma con eso.

Regar las flores no estropea la vitrina

Los floris­tas saben que, una vez entre­gadas las flo­res, no deben pon­erse a la ven­ta de inmedi­a­to. En primer lugar, hay que regar­las: pon­er­las en agua con un suple­men­to. 

El tiem­po de riego depende del tipo de flo­res. Las rosas, por ejem­p­lo, pueden dejarse en remo­jo has­ta diez horas. No los saques de su envase direc­ta­mente. Después se volverán frágiles: los tal­los pueden romperse o los peta­los pueden despren­der­se.

Lo mejor es pon­er las flo­res en un refrig­er­ador cer­ra­do cuan­do se las revis­ar si esta bien la pal­abra coci­nar. Si se dejan en la vit­ri­na, el embal­a­je de trans­porte puede impedir que el cliente selec­cione el ramo.

Siempre hay un surtido de flores para las fechas especiales

Antes de las fies­tas, el coste de las flo­res aumen­ta con­sid­er­able­mente, por lo que es con­ve­niente com­prar­las con antelación. Algunos tipos de flo­res, como las rosas ecu­a­to­ri­anas, pueden durar has­ta tres sem­anas a 2°C. Puedes com­prar­los con tres sem­anas de antelación y guardar­los en el frig­orí­fi­co, y luego pon­er­los a la ven­ta una sem­ana antes de las fies­tas. 

Los ramos de flo­res tam­bién pueden prepararse con antelación. El día de la fies­ta, sólo repon­drá la vit­ri­na en lugar de recoger ramos de flo­res sobre la mar­cha. Así podrá tra­ba­jar más rápi­do y acep­tar más pedi­dos.

Se acabó el lío con los pedidos

Los floris­tas a veces con­fun­den qué flo­res son para entre­gar y cuáles deben quedarse en la vit­ri­na. Además, los clientes quieren con­stan­te­mente com­prar ramos de flo­res que deben ser recogi­dos por un men­sajero en cualquier momen­to. Con una nev­era adi­cional, estos prob­le­mas desa­pare­cen. Todas las flo­res que salen para la entre­ga se pueden quedar en esta nue­va nev­era sin ningún prob­le­ma.

Una nev­era nos ayu­da a sep­a­rar los pedi­dos de proyec­tos más grandes de for­ma sim­i­lar. Por ejem­p­lo, preparamos ces­tas de flo­res y dec­o­ra­ciones para las fechas espe­ciales. Guardamos todas estas piezas en una habitación sep­a­ra­da que los vis­i­tantes no pueden ver.

En la nev­era téc­ni­ca, cada estante es respon­s­able de una fran­ja horaria conc­re­ta: mañana, tarde o noche. El men­sajero lle­ga y ve inmedi­ata­mente qué ramos de flo­res debe lle­var.